Carta urgente a los hombres de Oaxaca
El machismo mata. El machismo viola. El machismo destruye, divide y obstruye. Es un monstruo que todos nutrimos. Lo mantenemos vivo y fuerte con nuestra complicidad, con nuestros chistes, burlas y miradas. Es un mal añejo, enraizado ya en nuestras costumbres, cuerpos, corazones y cabezas. Lo hemos heredado de prácticas e ideologías patriarcales de sociedades jerárquicas y esclavistas por cientos de años. Tampoco era ajeno a algunas sociedades de nuestros pueblos originarios. Luego se reforzó y endureció con el colonialismo español que normalizó la violación e incapacitación de las mujeres. La Iglesia católica además consagró la sospecha sobre la mujer y el dominio masculino.