El virus, el nuevo gendarme del encarcelamiento y de la desmovilización social global

Jairo Restrepo Rivera, marzo 27 del 2020, Cali, Colombia.

La tierra posee una memoria viva la cual constantemente se renueva, ella tiene la capacidad de recordar y almacenar los impactos de muchos acontecimientos, eventos y experiencias de su pasado geológico; los cuales es capaz de retomar cuando sea necesario. Tiene hemisferios interconectados e inseparables en la forma de espirales, donde no hay ni izquierdo ni derecho, su cerebro es único y matriz de todo cuanto podamos imaginar.

Por otro lado, la microbiología es la expresión inteligente que va acorde con la memoria de la tierra, ambas se constituyen en elementos básicos para resolver problemas de forma natural y lógica. Los humanos no somos los únicos que tenemos la capacidad de almacenar y recordar los eventos que han sucedido en la vida y su instalación en este planeta; hasta porque somos seres totalmente inmaduros, si lo relacionamos con la escala geológica del tiempo por los cuales la tierra ha tenido que pasar para permitir nuestro surgimiento o darnos la posibilidad de brotar como sus hijos.

La naturaleza inteligentemente a través de la microbiología nos envía constantemente mensajes para comunicarnos como van las cosas en el entorno, entonces el ambiente lo impregna con sustancias vivas a través de los olores, sabores, colores y de otros sucesos no imaginables, para los cuales no tenemos la mínima sensibilidad natural para detectarlos.

Si no somos capaces de llevar a través de una alimentación saludable una vida saludable, a partir de una alimentación producida de forma saludable en un suelo y ambiente sano, nuestras socias: memoria/inteligencia, no tendrán las condiciones mínimas para que nuestro cerebro tenga un buen funcionamiento y continuemos en ese accidente cerebrovascular en que nos han convertido a partir de la comida chatarra que nos llena, pero que al mismo tiempo nos desnutre. Los impactos de la manipulación de la calidad de lo que comemos o le embutimos a los intestinos sin energía vital y sabor natural son un hecho con destaque, los transgénicos.

Es aquí donde, cualquier microorganismos o virus, encuentra espacio fértil (humanos desnutridos) para instalarse y hacer de las suyas. La programación para que esto suceda es maquinada de forma intencional por los grandes complejos agro-farmacéuticos, los cuales actualmente no solamente se creen los dueños del globo, sino que todo lo quieren manipular desde la imposición imperial de la macro, micro y nano bio-molécula; incluyendo en esa manipulación el “dios todo poderoso” del banco mundial. El cual actúa de la misma forma que los laboratorios, desde la lógica de su campo económico, donde su pan comido diario es manipular lo macro, micro y (e)nanos administradores públicos mal llamados de gobernantes, los cuales deben someterse y obedecer a sus nuevas directrices de la economía macro viral.

Si no nos reorganizamos y re inventamos nuestras diferentes formas de reaccionar de forma inmediata, tanto a nivel local como global, entonces el encarcelamiento, inmovilización y desmovilización social será una realidad legitimada para continuar con el estado de servidumbre que nos imponen. Olvidaba comentar, a pesar de usted “estar” en el encarcelamiento, tendrá la opción y la comodidad de adquirir o escoger; si continúa comiendo comida chatarra, enlatada o no, comida fresca recién bañada con venenos y transgénicos, o comida de “buena calidad” llena de sellos ilusos que la certifican como eco y más eco; lógico tendrá que pagar más caro por el mandado de la certificación.

Por lo tanto; la comida se eleva a la categoría de elitista y fascista, porque será más cara y no cualquiera la podrá consumir, la más valía del sello alguien la tiene que pagar. No olvide, el diablo tiene dos manos, en la otra tiene la popular oferta de “comida” a bajo costo y pésima calidad a base de transgénicos, en los cuales predomina su reina, la soya o soja transgénica.

Cuidado, ahora que tiene tiempito por causa del virus, lea las etiquetas de cuanta porquería compra y come; se dará cuenta que en cualquier oferta de harinas procesadas que compra, allí le están empujando soja transgénica; sin mencionarle para nada, los graves riesgos que corre su salud. (¿será que los transgénicos con sus efectos iatrogénicos o colaterales no están aliados con el camino y los impactos en mayor o menor grado con el virus?). Con certeza, una persona tendrá mayor o menor capacidad de responder a un ataque de un virus o cualquier otra enfermedad, si ella posee mejores condiciones de armonía nutricional. (Alimentos nutracéuticos).

“Aunque tenga más de un sello de certificación orgánica lo que compra, no necesariamente es producido de forma sana, honesta y de acuerdo a los comportamientos más próximos de la naturaleza”.

Finalmente, surgirán muchas preguntas, alaridos y dudas con esta pequeña reflexión, pero muchas respuestas solamente las podemos comenzar a tener en la medida en que intentemos socialmente reorganizarnos, salir de nuestra zona de confort y dar respuestas con hechos, para enfrentar el invento o no de la pandemia del virus, como algo con el cual nuevamente nos intentan distraer, para que paguemos las cuentas del colapso de un orden mundial impositivo, económicamente en crisis.

En una próxima reflexión, estaré retro alimentando o ampliando el tema de la producción de alimentos orgánicos: ¿para quién, a que costo y en manos de quién?

Jairo Restrepo Rivera, marzo 27 del 2020, Cali, Colombia.

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