Hace 33 años, un joven africano-americano trabajaba como periodista de radio en la ciudad de Filadelfia. Su nombre era Mumia Abu-Jamal y le decían “la voz de los sin voz.”
Él ex Pantera Negra había aprendido el periodismo cuando trabajaba en el periódico de su organización. De esa experiencia, escribió: “Aprendí bien el oficio del periodismo. Excepto por una cosa. Nunca aprendí a doblegarme ante el poder del Estado. No escribo desde la perspectiva de los privilegiados, los establecidos, sino desde una consciencia de la opresión y la resistencia”.
El 9 de diciembre de 1981, Mumia fue baleado, pateado casi hasta la muerte y encarcelado por la muerte del policía Daniel Faulkner. En ese momento, muchos de sus radioescuchas contaban con él para tener noticias verídicas sobre lo que pasaba en los barrios negros, informarse sobre las protestas llevadas a cabo por la organización MOVE casi diariamente, saber cuál era el crimen más reciente de la policía contra la gente, o escuchar sus entrevistas con figuras relevantes como Bob Marley, Julius Irving o los presos políticos Puertorriqueños.
Al ser falsamente incriminado y enjuiciado por el asesinato de Faulkner, el juez –un miembro vitalicio de la Orden Fraternal de la Policía– utilizó la presencia de MOVE en el tribunal y la historia de Mumia con el partido de los Panteras Negras para espantar al jurado para que le dieran la pena de muerte.
Un poco después, el preso político dijo: “No sólo quieren mi muerte, sino mi silencio.”
Hasta ahora, sin embargo, gracias a su propia resistencia y la del movimiento que lo apoya, sus eternos enemigos en la FOP no tienen su muerte, tampoco su silencio.
Pero a sus 33 años de encarcelamiento, siguen intentándolo. El 21 de octubre de este año, la legislatura del estado de Pensilvania aprobó una nueva ley mordaza especialmente para él pero que también afecta a otras personas.
¿Para qué sirve la mordaza?
Para la policía y sus aliados, esta ley sirve para borrar la voz y el ejemplo de Mumia Abu-Jamal de la historia. También les ayuda seguir con sus crímenes contra el pueblo sin que haya una voz clara que los señale, sin que haya una voz inteligente que de un sentido de historia a los eventos actuales, sin que haya una voz digna que no conozca la sumisión.
Bajo la nueva ley mordaza, llamada la ley de “revictimización”, si los libros de Mumia, o sus ensayos, o el sonido de su voz sobre la radio, o sus entrevistas, o sus mensajes, o sus apelaciones o su propia vida le causan “angustia mental” a la viuda, ella o la fiscalía o la procuraduría pueden obtener la orden de un juez para que él detenga la actividad “ofensiva”.
Y esta ley no sólo afecta a Mumia Abu-Jamal, sino a ¡todos los presos y presas en el estado de Pensilvania!
Con respecto a ellos y ellas, ¿para qué sirve la mordaza? Pues, sin las voces disidentes dentro de las prisiones, sería mucho más fácil para las autoridades mantener control, seguir con su régimen letal de castigo, de humillación, de degradación. A la gente que benefician del sistema carcelario, le conviene callar estas voces también.
Hasta ahora, el Estado no ha intentado aplicar la nueva ley mordaza. Sin embargo, Mumia, Prison Radio, otros presos y algunos grupos de derechos humanos, han puesto una demanda contra la fiscalía y la procuraduría y llaman al movimiento para ayudar a derogar esta ley. Mientras tanto, él sigue escribiendo.
Este nuevo ataque contra Mumia Abu-Jamal y otras personas encarceladas viene en medio de una represión tremenda en México, como en el caso de Ayotzinapa, con cada vez más muertes, desapariciones forzadas, encarcelamientos, pero también en medio de una ola de amplia resistencia con cientos de miles de personas protestando en las calles.
En Estados Unidos, también viene en un momento cuanto un caso de terror policiaco tras otro se conoce, como los de Mike Brown en Ferguson y Eric Garner en NYC. Y la gente está saliendo a la calle en una ciudad tras otra.
En este nuevo escenario de hartazgo y rebelión, ¿para qué sirve una mordaza? Pues, para la gente de los movimientos sociales, no sirve para nada. De hecho, la pérdida de la voz de Mumia Abu-Jamal, con sus análisis, sus denuncias, sus mensajes de solidaridad y liberación, sería un golpe.
Por eso, a los 33 años de encarcelamiento, hay una semana de eventos en Filadelfia para exigir su libertad y apoyar la lucha para poner fin a la nueva ley mordaza. También hay acciones solidarias en otras ciudades del mundo. En la ciudad de México hicimos un acto afuera de la embajada de Estados Unidos donde quemamos mordazas, pintamos una manta, leímos textos de Mumia, y cantamos música jaranera y de rap, todo amplificado con un buen bici-sonido.
También exigimos libertad para todas y todos los presos políticos de México, Estados Unidos y el mundo y un fin de la importación del modelo carcelario de Estados Unidos a México.
Da esperanza que en Estados Unidos varios presos que según las autoridades, deberían haber muerto en prisión, ahora han salido después de pasar décadas encerrados. El más reciente es Sekou Odinga, acusado de participar en la fuga de Assata Shakur, entre otras cosas. También han salido Eddie Conway, Sekou Touré, Herman Wallace, aunque moribundo, y Lynne Stewart, también enferma de cáncer.
En sus recientes ensayos, Mumia Abu-Jamal ha seguido escribiendo sobre algunos de estos presos y también sobre algunos presos comunes que han hecho fuertes denuncias del sistema y por eso, son especialmente vulnerables a la nueva ley mordaza, incluyendo “los 6 de Dallas.”
A pesar de todos los torpes (pero crueles) esfuerzos del Estado, la voz de Mumia Abu-Jamal está más clara y fuerte que nada. Están para salir dos nuevos libros suyos y sigue escribiendo y difundiendo sus ensayos. Y como siempre, se está solidarizando con los movimientos que cobran fuerza. Desde su celda, forma parte de estos movimientos.
Por el bien de Mumia y toda la gente afectada, hay que echar abajo la nueva ley de mordaza, que sólo sirve para reprimir.
amig@s de mumia de méxico