Al Ejército Zapatista de Liberación Nacional
Al Congreso Nacional Indígena
Al Concejo Indígena de Gobierno
A la Sexta Nacional e Internacional
A las Redes de Resistencia y Rebeldía
A los medios de comunicación que no se venden
Al Pueblo de México
29 de septiembre de 2021
Primero que nada queremos agradecer la pronta difusión de lo ocurrido ayer 28 de Septiembre. Sabemos que es tejiéndonos, reduciendo la distancia en la relación campo-ciudad, como hemos de enfrentar los embates del capital, de los malos gobiernos y grupos narco-paramilitares. Sepan que como pueblos pertenecientes al CNI-CIG, caminamos por la defensa de la vida y de la construcción de autonomía. A los medios, colectivos y organizaciones que han sido solidarios y solidarias con nosotros y nosotras, gracias.
Desde hace años venimos denunciando los ataques de los grupos narco- paramilitares en nuestra contra. Primero “Los Rojos”, posteriormente “Los Ardillos”, ambos grupos del crimen organizado y, al mismo tiempo protegidos y financiados por el estado para desmovilizar y destruir a las organizaciones que nos declaramos abiertamente apartidistas, que no vendemos nuestro voto por migajas, que rechazamos que nuestros hijos, hijas, familias, sirvan al crimen organizado y que en nuestras tierras se cultive la amapola y con ello la muerte, que hemos enfrentado y rechazado que las grandes empresas trasnacionales devasten nuestro territorio para explotar la riqueza que en él se encuentra, pues para nosotros y nosotras basta la riqueza que la madre tierra nos da cuando nos alimenta y nos permite vivir en ella.
Estos grupos narco-paramilitares, están vinculados al poder, son parte de la clase gobernante del estado, con familiares dentro de los partidos políticos, que se mueven por intereses económicos y no por las necesidades del pueblo. Están vinculados a las policías municipales, estatales y federales; vinculados a un sector de la iglesia católica, empezando por el obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, personaje que se ha puesto del lado de los asesinos, torturadores, secuestradores, pues son las formas en las que actúan “Los Ardillos”, y no del lado del pueblo, que sufre la violencia, el despojo y la muerte.
Sin embargo, a pesar de las denuncias en los 3 niveles de gobierno, del paso de distintos gobernadores, de distintos partidos políticos, de la llegada de la autodenominada Cuarta Transformación, a pesar de Andrés Manuel López Obrador y de Alejandro Encinas, la muerte nos sigue acechando. Sabemos que ser claros en nuestra posición de solidaridad y de mirar como un referente al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, de formar parte del Congreso Nacional Indígena-Concejo Indígena de Gobierno, nos convierte en un blanco para quienes quieren ver al pueblo sumergido en el hambre, la pobreza y la ignorancia, pues así resulta más fácil manipularlo.
La semana anterior, el 19 de septiembre de 2021, el EZLN convocó a la solidaridad, PARA EXIGIRLES A LOS PARTIDOS POLÍTICOS QUE SE DEJEN YA DE PROVOCACIONES Y ABANDONEN EL CULTO A LA MUERTE QUE PROFESAN;
Nosotras y nosotros, decidimos sumarnos a la convocatoria, conscientes del peligro que representa la movilización dentro del estado de Guerrero, por lo que responsabilizamos al gobernador Héctor Astudillo de cualquier cosa que pudiera pasarnos. Y no es que seamos adivinos, es simplemente que sabemos que el Estado, el capital, los grupos narco-paramilitares, el sector más inhumano de la iglesia católica en Guerrero representado por Salvador Rangel, anhelan nuestros votos, la riqueza de nuestras tierras, nuestra mano de obra en los campos de cultivo de droga y nuestra consciencia, nuestra voluntad, nuestra sumisión; pero no tienen ninguna de las anteriores, porque nosotros y nosotras luchamos por verdadera libertad, justicia, democracia y porque no nos vendemos, no claudicamos y no nos rendimos.
Luego, desde el 23 de septiembre denunciamos que en los cerros que rodean las carreteras que llevan a nuestras comunidades se encontraban personas con armas de fuego R-15, vestidos con pantalón militar y encapuchados, lo denunciamos y lo hicimos público porque sabíamos que eso era una amenaza latente, que representaba un ataque en cualquier momento. Frente a lo anterior, la Policía Estatal sólo se limitó a checar los carros, en ningún momento a subir y ver qué hacían allí esos hombres y porqué estaban armados.
El día de ayer, 28 de septiembre, aproximadamente a las 9 a. m., 5 de nuestros compañeros de la comunidad de Tula, perteneciente al CIPOG-EZ, fueron emboscados en la carretera de Ahuixtla en dirección a Papaxtla, por 8 hombres que bajaron del cerro con armas de fuego R-15 y cuernos de chivo, hiriendo gravemente a 3 de nuestros hermanos. Pero eso no les bastó, unas horas más tarde, entre las 2 p. m.,y las 3 p. m., hombres armados incursionaron en la comunidad de Zacapexco, comunidad perteneciente al CIPOG-EZ; afortunadamente, para eso somos organización y logramos rechazar los ataques ¿pero acaso nos corresponde a nosotras y nosotros mismos enfrentarnos al crimen y exponer nuestras vidas? ¿No es acaso tarea de quienes gobiernan al país, al Estado, asegurar las condiciones mínimas de seguridad?
La alarma se encendió en las 24 comunidades que conformamos a la organización y se pudo evitar la incursión de Los Ardillos en el resto de las 24 comunidades que conformamos al CIPOG-EZ, así como más derramamiento de sangre. Sabemos, y ya lo hemos dicho, que quiénes ejecutan dichos actos despiadados e inhumanos es el grupo narco-paramilitar autodenominado «Los Ardillos» pero que actúan con órdenes, permiso y complicidad del mal gobierno. Llevan años atacando, secuestrando, torturando y asesinando a nuestros y nuestras integrantes, indígenas Na Savi, Me´pháá, Nahua y Ñankué que nos organizamos en el CIPOG-EZ para resistir y constituir, para luchar por la vida; suman ya 34 compañeros y compañeras, asesinadas a sangre fría, por estos grupos narco-paramilitares, recordamos cada uno de sus nombres y es por ello que luchamos, porque la memoria nos permite no olvidar y ésta nos impulsa a organizarnos, a resistir para que no se arrebate ni una vida más.
Hacemos responsable una y otra vez al gobierno de Héctor Astudillo Flores, por la completa complicidad que tiene con este grupo delictivo que nos asesina, porque desde que llegó al poder, no han parado los ataques contra nuestras comunidades, y se lo hemos avisado, de todas las formas posibles; él sabe que nos están matando y no ha movido un solo dedo para evitarlo. También responsabilizamos a los 3 niveles de gobierno, así como a la Policía estatal, municipal y federal, pues han sido cómplices de esta emboscada e incursión, así como de los asesinatos, secuestro, tortura, desapariciones y demás formas de violencia que hemos vivido desde hace ya varios años, pues a pesar de múltiples reuniones y compromisos, sabemos que lo único que hemos recibido son palabras huecas y mentirosas, pues no hacen nada en contra de “Los Ardillos”.
Hermanos y hermanas de México y del mundo, les pedimos que estén atentos, difundan y denuncien lo que sucede en la Montaña Baja de Guerrero, pues la guerra en contra de la vida que “Los Ardillos», y el gobernador de Guerrero Héctor Astudillo, han impulsado, no se detendrá aquí; sabemos que se preparan para asesinarnos, pues ese es su objetivo, acabar con nosotros y nosotras, acabar con lo que construimos, con el proyecto de autonomía y de una vida digna y libre para las niñas, niños, abuelas y abuelos, hombres y mujeres con la que soñamos en nuestras comunidades.
¡ALTO A LA GUERRA NARCO-PARAMILITAR CONTRA EL CIPOG-EZ!
¡VIVAN LOS PUEBLOS QUE LUCHAN POR LA VIDA Y EL TERRITORIO!
¡VIVA EL EZLN!
¡VIVA EL CNI-CIG!
¡VIVA EL CIPOG-EZ!
ATENTAMENTE
Consejo Indígena y Popular de Guerrero-Emiliano Zapata