por Mumia Abu-Jamal
En el Siglo XX son pocos los nombres (especialmente de la gente Negra) que resuenan más fuerte que el de Martin Luther King.
Su vida, su compromiso con el Movimiento de Derechos Civiles, y su martirio en abril de 1968, lo han convertido en un ícono global de la justicia social.
Nació en 1929, y si no hubiera sido sacrificado, disfrutaría de 90 años de vida. Pero fue sacrificado al ser considerado enemigo del Estado.
¿Por qué?
Porque su lucha no terminó después de la Marcha sobre Washington en 1963; el famoso discurso que dio aquel día, “Tengo un Sueño”, no fue su palabra final.
Su discurso en la iglesia Riverside (en Nueva York), donde denunció la Guerra contra Vietnam, el capitalismo, el militarismo y el racismo, lo marcó como un hombre que caminaba casi solito el camino del radicalismo.
Fue denunciado por los grandes medios de comunicación (como el Washington Post, por ejemplo) y traicionado por muchos de sus llamados “aliados” en el Movimiento de Derechos Civiles, como la NAACP (Asociación Nacional por el Avance de la Gente de Color).
Debido a que el gobierno de Estados Unidos y la policía lo consideraban un comunista, fue asesinado el 4 de Abril de 1968, exactamente un año después de su discurso en la iglesia Riverside. Andaba del lado de los pobres, los oprimidos, los damnificados, los ‘condenados de la tierra’. Estaba en contra del materialismo, la avaricia, y el capitalismo.
Si lo quieren conmemorar, que lo hagan, pero como realmente era: un enemigo del Estado.
Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.
–©’19maj.
18 de enero de 2019
Audio grabado por Noelle Hanrahan, www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México