Ayotzinapa: Lejos de las elecciones, muy por debajo de ellas

Ayotzinapa resisteEl problema no es participar o no en la jornada electoral o el momento electoral… El problema es que con frecuencia se reduce todo a ese acto, como si un solo acto político fuera definitivo o definitorio.

Lejos de lo que los partidos o los de arriba estén haciendo, queremos hablar de lo que ocurre abajo. Lo que hagan o dejen de hacer arriba nos cuesta mucho tomarlo en cuenta para que forme parte de éstas líneas. Siempre hemos pensado que quienes luchamos perdemos demasiado tiempo y energía en hacerlo. Lo importante es el “qué está sucediendo entre los que luchamos”. Pues eso, más que la zancadilla del sistema, determina que ocurra o no cierto cambio.

Dos o tres cosas hemos ido aprendiendo en más de ocho meses de la lucha por la presentación con vida de nuestros #43 compañeros, en décadas y décadas de tradición de lucha de nuestra escuela.

Tantas cosas buenas hemos visto, tantas cosas malas. Errores, falta de coherencia, mucho choro y pocos hechos. En casi todos los movimientos sociales en México perviven los protagonismos, los egos… Tanto los movimientos intrasistémicos como los antisistémicos pecan de querer presentarse siempre como la mejor opción. Pocos, los que realmente son antisistémicos, no necesitamos nombrarlos, tienen la capacidad de escuchar al otro y abrirse o flexibilizarse a lo que la realidad social actual exige: la incorporación de los más amplios sectores que hoy por hoy asumen que la lucha por el cambio debe tomarse en serio, no como un juego o como una carrera para lograr ciertos intereses particulares, de sectores o de grupos. Nosotros creemos que no se trata de lo que un grupo o sector diga de sí mismo: hay que ver lo que hacen.

Para nosotros las luchas serias y con perspectivas son aquellas que no sólo combaten el dominio del sistema, sino aquellas que se combaten también a sí mismas. Es decir, que no reproducen el dominio, que no se convierten en lo que combaten.

El problema de los partidos políticos institucionales y de algunas organizaciones sociales de izquierda es precisamente ese: reproducen el dominio.

Nosotros queremos que de todo este movimiento quede el referente de haber construido una alternativa, de haber ampliado el horizonte de las posibilidades reales y potenciales de cambiar la sociedad, de romper con la lógica actual de relaciones sociales, no solo de haber exigido o haberse negado al sistema actual de nuestro país.

Queremos reconocer y extender la mano a quienes más que con su clarividente cabezota, con su corazón hacen un planteamiento de transformación profunda de nuestro país. A quienes admiten que no solo se trata de cambiar lo macro, sino también lo microsocial. A quienes asumen que el poder se expresa en las relaciones sociales grandes y pequeñas. Y que no necesariamente esas relaciones pueden ser puestas en práctica para oprimir, sino también para ser libres.

En nuestro movimiento existen los más amplios planteamientos. La mayoría de ellos quiere cambiar el mundo antes que su casa. Nosotros tenemos la voluntad de hacer las cosas de lo pequeño a lo grande. Estamos ávidos por aprender porque no sabemos a ciencia cierta cómo se logra algo como eso. Algunos movimientos que conocemos ya lo están haciendo, y lo logran fuera del marco institucional.
Nosotros no nos presentaríamos como la mejor opción, de manera humilde y sencilla solo queremos contribuir en la lucha por el cambio.

Hay quienes dicen que los cambios son difíciles. Sobre todo quienes participan en la lucha electoral lo reafirman y además agregan que los cambios tienden a postergarse.
Admitimos lo difícil, pero no la postergación. No la postergación eterna que va reproduciendo corrupción, asesinatos, pobreza, impunidad…

Si el cambio ha de ser prolongado al menos vayamos desde ahora prefigurando el futuro, poniendo en práctica lo que anhelamos que sea nuestro país. Combatiendo implacablemente el hábito de beneficiarse o beneficiar a un grupo a costa del trabajo o de las desgracias de otros.

En fin, poco sabemos. Poco escribimos. Lo que debe quedar claro es que nos siguen faltando miles, entre ellos nuestros #43. Que mientras no nos los devuelvan nosotros seguiremos caminando y haciendo camino al andar.

Queremos que nuestro país cambie sí… Por eso estamos en la búsqueda incansable de cómo hacerlo. Quienes ya sepan cómo hacerlo acérquense y sugiéranos, no se aprovechen. Lo que más necesitamos es apoyo. En las luchas serias no se trata de alzar la mano o echar porras, en las luchas serias no se dan votos de confianza a unos representantes para que ellos hagan las cosas por nosotros, porque si así fuera entonces para cambiar nuestro país los representantes deberían ser superhombres o súpermujeres. La cosa está tan difícil que tenemos que accionar todos y todas, no unos pocos, por muy iluminados que estos sean.

Por esa y otras razones: ni mis compañeros estudiantes, ni los padres de familia votaremos este 7 de junio.

¡PORQUE VIVOS SE LOS LLEVARON!
¡VIVOS LOS QUEREMOS!

Omar García
3 de junio 2015

Tomado de: http://kehuelga.net/spip.php?article3573

Comentarios cerrados.