Hotel Abismo: Ante el imperio de la técnica, apelar a la filosofía

Por Javier Hernández Alpízar

Si se transforma el modo de relacionarnos con el ser de las cosas y con los otros, también se transforma la idea de ser humano y la idea de mundo. Así, las cuestiones de carácter ecológico, de violencia y deshumanización se entienden en su raíz a partir de la positividad productiva imperante en la sociedad de rendimiento. En todo caso, si queremos cambiar algo, debemos comenzar por defender y preservar la teoría.”

Ángel Xolocotzi.

La escritura de Martin Heidegger ha ganado reputación de oscura, difícil, casi hermética e incluso absurda. El filósofo mexicano Ángel Xolocotzi ha contado, en una entrevista, que su primer acercamiento a Heidegger, traducido por José Gaos, le dio esa misma impresión. Parecería incluso falta de rigor o chapucería, un lenguaje enrevesado, con palabras unidas-con-guiones de modo aparentemente arbitrario.

Sin embargo, Xolocotzi Yáñez cruzó el puente del idioma, aprendió alemán, vivió y estudio en Alemania, leyó, estudia, incluso ha traducido, a Heidegger. Ahora opina que probablemente parte de la deficiencia de la versión en español de Ser y tiempo traducida por Gaos (El ser y el tiempo, con el artículo que sustantiva lo que de otro modo sería un verbo: ser) se debe a que el maestro transterrado sabía un alemán de colegio y no el habla cotidiana de los alemanes, en la que abrevó Martin Heidegger.

En una compilación de textos que se reúnen alrededor de tres ejes temáticos: el lenguaje, el cuerpo y la técnica, Ángel Xolocotzi nos acerca al filósofo del ser especialmente en su periodo onto-histórico, sin dejar de hacer referencia a los caminos transitados antes de Ser y tiempo ni a su etapa de la ontología fundamental.

Los primeros textos se acercan al interés de Heidegger por el Logos, desde sus estudios de Aristóteles, especialmente de la Retórica como acceso al habla cotidiana de los griegos clásicos, su proyecto de conmoción de la lógica, con una lectura desde la esencia de la verdad y, por lo tanto, desde el ser, hasta su descubrimiento de la poesía (Hölderlin, especialmente) como el más develador, ontológicamente, momento del logos.

El segundo eje temático es el cuerpo, en su desdoblamiento como cuerpo objeto, el que estudian las ciencias naturales, y el cuerpo que soy yo en cada caso, el existencial, que no se queda en su confinamiento físico, sino que sale de sí y habita, vive y actúa en la vida fáctica con los otros, en el habla, la escucha, la mirada. El cuerpo existente y su misterio.

Y finalmente, los textos sobre la técnica, cuya esencia no es algo meramente técnico, instrumental, sino el modo como se devela para nosotros el ente: el mismo develar de la verdad, aletheia, pero no como la físis griega, sino como producción. Un modo de ver y de relacionarnos con los entes como producidos, sean los útiles producidos por nuestra techné o la autoproducción de la poiesis (autopoiesis) natural, pero siempre, al menos desde Platón, como producción.

La técnica no meramente como el mal, sino como el destino en el que se cumple la metafísica: al pensar el ser del ente como presencia solamente y frente a ello, la posibilidad de un nuevo inicio, que, sin pretender simplemente dar la espalda a la tradición, asuma una actitud de dejar ser, de escuchar, de estar atentos a otra forma de desocultarse del ser.

Las exposiciones de Xolocotzi de distintas meditaciones de Heidegger sobre el ser, sobre el ente, la esencia de la verdad, la esencia del lenguaje, la esencia de la técnica, nos van desocultando también a un Heidegger que no es un mero malabarista de las palabras, sino un pensador cuya dificultad de comprensión, de lectura, es intrínseca a su asunto: el ser se muestra y se oculta como acontecimiento, como evento, en el tiempo, en la vida fáctica, en el mundo, en la historia, en los fenómenos, como en el lenguaje, en el cuerpo y en la técnica.

La dificultad de leer, pensar y articular lo simple en ese pensamiento ontohistórico no viene solamente del lenguaje, de la traducción, sino de la dificultad de romper con una metafísica anclada en nuestras lenguas occidentales, sus gramáticas, nuestra moderna epistemología del binomio sujeto-objeto y la representación, en la reducción del ser del ente a la presencia. Probablemente no sea el caso en algunas lenguas orientales o en lenguas indígenas que no asumen ese dualismo sujeto-objeto. Recordemos los estudios de Carlos Lenkersdorf sobre el tojolabal: Filosofar en clave tojolabal.

Por ello, una época como la nuestra, cuando vivimos amenazados por el imperio de la técnica, da qué pensar. Y para eso, para vindicar un lugar para detenernos en los intersticios del productivismo, Ángel Xolocotzi, con sus aproximaciones heideggerianas, apela a la teoría, al pensar, al logos, en suma, a la filosofía.

Este pensar es, entre otras cosas, un diálogo con la tradición, de Platón, Aristóteles, Descartes, Kant, Hegel, Schopenhauer y Nietzsche a los contemporáneos y posteriores a Heidegger como Husserl, Foucault, Derrida, Byung-Chul Han y Klaus Held.

Ángel Xolocotzi Yáñez, Articular lo simple. Aproximaciones heideggerianas al lenguaje, al cuerpo y a la técnica, Akal, BUAP, Puebla, 2021.

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