Las reformas estructurales y la privatización de lo que queda de los bienes de la nación, México, 2014

x Medianoche.

Rata escudo nacionalCiudad de México, 29 de julio de 2014.- Ya en diversas ocasiones en los últimos 31 años se privatizaron bienes de la nación, bienes comunes de la población. Se les llamó las Reformas Estructurales, impulsadas por los organismos financieron internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Las Reformas Estructurales son las políticas internacionales con las que nacerá el Neoliberalismo, etapa aún vigente del capitalismo mundial. Las hubo graves, como la reforma al artículo 27 constitucional que en los hechos privatizaba los ejidos y tierras comunales.

Regularmente se argumentó que las privatizaciones de cada reforma estructural eran en bien de la nación. A cambio se presentaban esos bienes de la nación como subexplotados o francamente saqueados por políticos burócratas que hacían su cacicazgo en esta región del país, en aquella empresa estatal, en esa otra. Se presentaba en quiebra lo que se quería vender y se prometía que tras privatizarse ese bien produciría más en nombre de la patria.

Pero esos bienes privatizados ya no producían en bien de la nación, sino para el lucro de unos cuantos. Así nacieron los ricos más ricos del mundo, como Slim, Larrea y Salinas Pliego, que pasaron a administrar para su beneficio personal y familiar bienes que eran de la nación.

Hoy, con las nuevas reformas a la legislación avanza una nueva etapa de las reformas estructurales, y tiende a profundizarse el capitalismo en México ubicando nuevos mercados, por ejemplo a través del apocalíptico fracking, y se va vendiendo con artimañas lo que queda de Pemex y la CFE, se privatiza más del 30% del territorio nacional entregado como concesiones mineras, que en general se corresponde con tierras ejidales en todo el país.

Hoy como ayer nos prometen que con las privatizaciones y las nuevas reformas todo será mejor: Pero no está lejos el día en que prometieron que liquidando Luz y Fuerza del Centro los recibos de la luz iban a llegar más baratos, o el día que subieron el boleto del metro de 3 a 5 pesos prometiendo que mejoraría el servicio. Mientras, 4 años y medio después el costo de la energía eléctrica domiciliaria subió varios cientos por ciento y 7 meses después las páginas de los periódicos se llenan de fotos con convoyes del metro accidentados con incendios, pasillos inundados, pasajeros caminando en medio de las vías, y una línea completa del metro se cierra por la corrupción imperante en su construcción. Estos a su vez serán pretextos para terminar privatizando más pronto que tarde lo que queda de la CFE y el Metro de la Ciudad de México. Luego de ello los costos de la energía eléctrica y del metro subirán más, en beneficio de un puñado de capitalistas que pronto estarán en la lista de Forbes de ricos más ricos del mundo.

Así funcionan las reformas estructurales de la etapa neoliberal del capitalismo que profundizan mercados en beneficio de unos cuantos, privatizando bienes que antes eran bienes comunes de la nación.

Hubo un momento en que se dijo que la culpa del subdesarrollo mexicano era la corrupción de caciques políticos, los hijos de la revolución mexicana. Se dijo que había que voltear a esa joven generación priísta que había estudiado en universidades del  primer mundo, que no estaba corrompida y que podría administrar mejor los bienes de la nación.

Llegó así la tecnocracia en 1982, que lo privatizó casi todo. Se dijo que los empresarios, esos insignes patriotas, administrarían esos bienes en beneficio de la población. Esos empresarios llevarían a la quiebra en repetidas ocasiones al sistema financiero nacional, todavía cuando usted lee estas líneas está pagando con sus impuestos los costos del último salvamento público de esos desastres financieros privados: el Fobaproa. Robo realizado por unos pocos, pagado por la población de un país.

Se dijo entonces que esas debacles financieras eran producto de los tecnócratas, que a pesar de ser una nueva generación no podían despegarse de la corrupción de su partido. Así se promovió que los empresarios no sólo se hicieran cargo de los bienes de la nación, sino directamente de la administración de la nación. En el año 2000 llegaría así al gobierno un empresario, exgerente de la Coca Cola, con sombrero texano y botas de charol, que no pertenecía al partido que por 71 años había gobernado el país ininterrumpidamente. Así el PAN tomaba la administración del país, para que vinieran tiempos mejores.

Esos tiempos mejores nunca llegaron, tras doce años de gobierno el saldo es de más de 100 mil muertos y más de 45 mil desaparecidos, así como cambios a la constitución que apuntan con detalle a la privatización de los pocos bienes de la nación que quedan, a la reducción de derechos humanos básicos y a la legalización del estado de excepción.

Se dijo entonces que tiempos mejores llegarían, mediante uno de los 3 más sonados fraudes electorales de los últimos tiempos, se impuso a un político de “El nuevo PRI”, con el que todo mejoraría. Ello contra el candidato de la “izquierda”. Esa “izquierda” de la que los movimientos sociales ya han probado las mieles en represiones contra movimientos sociales en la Ciudad de México, Guerrero y otros estados donde dicho partido ha gobernado.

Estos días, políticos del nuevo partido de “izquierda”, Morena, recorren zonas del país donde pueblos y comunidades indígenas resisten contra el saqueo de tierra y territorio, pretenden recoger firmas contra la reforma energética. Son esos mismos políticos que antes perteneciendo al PRD legitimaron el saqueo de comunidades con el mismo viejo discurso de que los megaproyectos serían en bien de la nación. Todavía en días recientes un Cuauhtémoc Cárdenas o un López Obrador declaran que los megaproyectos deben construirse, ello ante la resistencia popular que se niega a la amnesia histórica, generosamente distribuida por los medios corporativos y gubernamentales, a través de programas de entretenimiento, telenovelas y escasos noticiarios.

Son los tiempos en que ya se privatizó la tierra, el subsuelo y el viento, amañadamente se privatizó el petróleo y la energía eléctrica y está a la vista la privatización final del agua. Los empleos son insuficientes, los salarios también. Hay crisis de vivienda. La trata de personas está a la orden del día, hay zonas del país donde jornaleros viven bajo esclavitud, donde mujeres viven como esclavas sexuales. Medio millón de mexicanos y mexicanas migran anualmente hacia los Estados Unidos.

Pero hay quienes resisten y luchan, siempre ha habido, siempre habrá, y el final de la historia aún no ha sido escrito.

Continuará…

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