Encarcelados y encerrados

Por Mumia Abu-Jamal

Durante casi un mes, todas las y los presos encarcelados en las prisiones estatales de Pensilvania –más de 40,000 hombres y mujeres– han estado encerrados, o “locked down.”

¿De qué se trata estar “locked down”?

Cuando yo estaba en el corredor de la muerte, todos estábamos encerrados. Hablamos de 23/ 1. Es decir, 23 horas encerrados diario con una hora de ejercicio fuera de la celda en una jaula.

Después de más de una década, esto llegó a ser 22/ 2.

Pero el encierro actual es provocado por el Coronavirus. Por eso, los desayunos y comidas en el comedor, visitas con familia y amigos, servicios religiosos, clases, y trabajos en la prisión están “offline”, es decir,  prohibidos o drásticamente afectados.

En la ocasión excepcional cuando un preso o presa salga de su celda, debe llevar una máscara facial hecha de papel o tela.

Varios estados, como Nueva Jersey, por ejemplo, tienen los mismos requisitos.

En las prisiones de condado, el tremendo hacinamiento lleva al cáos.

En las prisiones de condado en Filadelfia, se estima que 18 presos tienen el virus.

Por otro lado, en la cárcel de condado de Cook en el estado de Illinois, más de cuatrocientos presos han tenido resultados positivos para pruebas de COVID-19.

Para algunos hombres y mujeres, una cárcel de condado no sólo se parece al corredor de la muerte. Para ellos será un nuevo corredor de la muerte, porque esa celda será el lugar donde mueran.

El encarcelamiento masivo es tan integrado al estilo de vida estadounidense, que la descarcelación suena como una locura.

Pero a decir verdad, no siempre ha sido así. Este azote es el producto de la política neoliberal. Y si el neoliberalismo es la causa del problema, ¿cómo lo podemos resolver?

Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.

Imagen: John Overmyer

–© ‘14maj

10 de abril del 2020

Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org

Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com

Traducción Amig@s de Mumia, México

 

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