El 7 de agosto al amanecer partió la compañera Mercedes Olivera, quien a sus 88 años ya pertenecía a la edad del mito. Feminista, pro zapatista, con una larga vida de lucha que difícilmente puede ser resumida en pocas páginas.
De a poco vamos leyendo las semblanzas de personas con las que vivió experiencias en diversas décadas, así con cada testimonio vamos conociendo partes de las piezas de la historia de su vida de lucha, de su vida en diversas comunidades.
Su historia como parte de la comunidad de la ENAH, primero como estudiante, luego como docente y después como directora de una escuela históricamente combativa, que con los años devendría en su papel como académica feminista. A medio camino sus pasos junto al movimiento estudiantil de 1968.
Surgen también testimonios de su trabajo con comunidades centroamericanas en la lucha de los pueblos por su liberación, y al interior de las luchas de las mujeres por su liberación. Su papel en la colectividad de la organización Mamá Maquín, organización que en sí es legendaria en Guatemala y en Centroamérica.
Y luego su participación en la conformación en Chiapas de una amplia diversidad de organizaciones feministas, junto a diversos equipos, colectividades, comunidades. El trabajo de base, que es cotidiano y que es de largo plazo, y en cuyo camino siempre se van encontrando contradicciones, que entienden y afrontan quienes luchan estos caminos. Un trabajo colectivo en el que intervino que deja para el largo plazo diversas infraestructuras para la lucha de las mujeres por su liberación.
También leemos los testimonios de su acompañamiento a la lucha de las comunidades zapatistas y a sus diversas iniciativas a lo largo de 3 décadas, en particular el acompañamiento a la lucha de las mujeres zapatistas por su liberación.
4 rasgos de piezas testimoniales que abarcan muchas más historias, luchas, construcciones, recovecos, dentro de muchos testimonios que muestran lo que fue la larga vida de lucha de la compañera Mercedes que ahora parte.