A más de un mes de iniciar la huelga de hambre continúan sin probar alimento los compas José Santiago Hernández, Julián Barrón Hernández y Fernando Bárcenas Castillo.
Un grupo de profesionales de la salud lograron entrar a verlos finalmente, después de varios intentos fallidos pues la dirección del Reclusorio no les permitía el acceso.
Fernando Bárcenas ha perdido 9 kgs. Julián 3 kgs y José 5 kgs de peso. Los tres presentan un estado de malnutrición severo en varias etapas, además de calambres, dolores, insomnio, mareos, dolor de cabeza
Esta huelga de hambre colectiva es resultado de un proceso de organización de varios presos, acusados de distintos delitos y en diferentes etapas de sus juicios, pero con algo en común: han vivido en primera persona los procesos penales que el sistema carcelario de esta ciudad lleva a cabo. Este sistema penitenciario no busca resolver los problemas sociales, sino simplemente castigar, atemorizar y controlar a la población.
Dentro de las prisiones no se practica la reinserción social, y no porque sea un error, sino porque a las autoridades no les interesa ni les conviene. Para que las prisiones sigan funcionando debe de existir “delincuencia”. Y estos centros penitenciarios son una gran fábrica de esta delincuencia. ¿Cuántos jóvenes no han entrado a una cárcel acusados de un delito no grave y por no poder pagar un abogado o una fianza deben pasar años encerrados? La mayoría de la población penitenciaria vive en un ciclo vicioso de pobreza, violencia, delitos y encierro.
Y la cárcel definitivamente no es la solución a esto.
Ante esta situación es que nace la Coordinación Informal de Presos en Resistencia, una propuesta organizativa desde dentro de las prisiones mismas y un potente grito que busca sacudir las conciencias para que volteemos la vista hacia esos lugares olvidados que son las cárceles; para visibilizar el gran negocio que autoridades de todo color y nivel realizan con el sufrimiento de los miles de presos y sus familias: cobros ilegales por cualquier cosa, desde la entrada a la visita, pasar los alimentos, etc. hasta el control de la venta de drogas y alcohol, explotar el trabajo de los internos, convirtiéndolos en modernos esclavos con el argumento de la reinserción social, pero sacando jugosas ganancias económicas para ellos y para las empresas involucradas.
La C.I.P.RE. nos llama desesperádamente a través de esta huelga de hambre a mirar dentro de las cárceles y así observar como los custodios cometen abusos, golpean impunemente, torturan física y psicológicamente a los internos con total impunidad, muchas veces con la complicidad de aquellos que se supone que deberían de vigilar que no ocurra esto, como es el caso de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.
Familiares y amigos de los presos en huelga de hambre de la C.I.P.RE.