Hotel Abismo: El horizonte temporal de los pueblos mayas zapatistas

Por Javier Hernández Alpízar

“Sabia virtud de conocer el tiempo… /como dice el refrán, dar tiempo al tiempo”…
Renato Leduc.

 

A la Ké Huelga, solidaridad con los medios libres y sus hacedores.

Cuando en su declaración de guerra al mal gobierno mexicano, en 1994, los zapatistas actuales dicen que son producto de más de 500 años de resistencia, no están haciendo retórica. Se conciben a sí mismos como sujetos de una historia de larga duración, igual que cuando dicen que no los han conquistado y que ellos han llegado a Europa apenas 500 años después.

Al igual que otros pueblos originarios mesoamericanos, los mayas antiguos tenían una cuenta, un cómputo del tiempo, de gran precisión matemática y astronómica. Todos los pueblos de Mesoamérica tenían calendarios agrícolas, solares, de 365 días, más precisos que el calendario que los europeos usaban entonces. Además, tenían otro calendario más corto que tenía como propósito medir el tiempo en una escala de generaciones humanas y ver por el destino de los seres humanos concretos.

Es conocido el humor negro del guatemalteco Augusto Monterroso, quien en un cuento pone en boca de un explorador, un fraile español atrapado por indígenas mayas, una amenaza de ocultar el sol si no lo liberan. Los captores lo sacrifican y acto seguido un sabio sale a recitar las fechas exactas de los eclipses siguientes en cientos de años: “uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.”

Los mayas antiguos conocían el cero, eran grandes matemáticos y astrónomos, y heredaron a sus actuales descendientes un sentido de ser sujetos en una historia de centurias, milenios quizá.

Probablemente por eso, para los mayas zapatistas su resistencia tiene más de quinientos años, jamás los han conquistado y han ido a Europa, apenas 500 años después de la llegada de los europeos a nuestro continente.

Asimismo, han hecho una planeación de su resistencia, en rebeldía, con autogobiernos y autonomía, al menos para los próximos 120 años. Si Dení, niña maya zapatista, tiene una hija, y así sucesivamente varias generaciones de niñas mayas zapatistas, dentro de 120 años nacerá una niña maya que no conoceremos, pero que será libre, es decir, será responsable de elegir su destino, sin echarle la culpa a otros, asumiendo que ella es quien libremente elige ser.

Frente a ello, un México sumido en la inmediatez del fetichismo de la mercancía, entre generaciones que han sido instruidas para elegir en un mercado, incluso elegir opciones de gobierno como ofertas en un “Buen Fin”, cada consumidor solo tiene la capacidad de poner atención el tiempo suficiente para pasar a la caja registradora y hacer su compra.

Cuando alguno quiere juzgar a los zapatistas, se remonta a una historia de dos o tres sexenios, ignorando la larga duración de más de medio milenio de resistencia, y los imagina como competidores en un mercado electoral.

En cambios los zapatistas se piensan como un “tik”, un “nosotros” en tojolabal, un sujeto colectivo con una historia que hacia atrás se remonta a más de 500 años, y hacia adelante, se remonta a más de un siglo de esperanza, de resistencia, de rebeldía, de lucha por ser libres: por eso tienen claro que no luchan por tener un amo menos malo sino por gobernarse a sí mismos, por autonomía, por escribir su propia historia.

A  los pueblos mayas zapatistas no los han conquistado, siguen en rebeldía. Reinos, imperios, líderes carismáticos pasarán, pero ellos seguirán navegando contra la tormenta, contra viento y marea, esa nave llamada “Montaña”, ese derrotero llamado ser libres, autogobierno zapatista.

Feliz cumpleaños, rebeldía zapatista. Buen viaje en el tiempo, en los siglos de resistencia y rebeldía que vienen.

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