Por Javier Hernández Alpízar
A Gustavo Esteva, In memoriam
En 1994, cuando los neoliberales triunfantes y los ex socialistas claudicantes predicaban el fin de las luchas armadas y de los movimientos armados revolucionarios, los indígenas mayas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) le declararon la guerra al mal gobierno mexicano e incluso invitaron al pueblo de México a levantarse y deponer a Salinas de Gortari.
Los zapatistas no sólo hicieron la guerra al régimen priista, cuando ya los “expertos” habían declarado el fin de las luchas armadas, sino que hicieron cosas como declarar formalmente la guerra, cuando gobiernos como el estadounidense simplemente bombardeaban barrios populares e invadían países como Panamá o Granada sin declarar la guerra.
Los zapatistas apelaron a la Constitución para reivindicar que el pueblo es el soberano y tiene en todo tiempo el derecho a cambiar su gobierno, como forma de mostrar la legitimidad de su guerra contra el mal gobierno. Los insurgentes zapatistas usaron un uniforme y se acogieron a los protocolos de Ginebra para la guerra.
Asimismo, cuando amplios sectores de la sociedad mexicana marcharon para exigir un alto a la guerra, los indígenas en armas aceptaron esa postura, declararon un alto al fuego, que siguen respetando hasta hoy, y dieron una oportunidad a la paz y al diálogo.
De 1994 a la fecha, durante 28 años, los pueblos mayas zapatistas han construido la paz y defendido su territorio y la vida, la Madre Ceiba.
La fuerza de su ejemplo, sus hechos, su vida en resistencia, los ha hermanado con defensores de la vida, del planeta, del territorio, en los cinco continentes.
Apenas hace unos meses anunciaron una gira mundial para impulsar una lucha planetaria por la vida. Y ya realizaron una primera etapa visitando la Europa Insumisa (Slumil K´ajxemk´op).
En sus mensajes a la Europa en resistencia los zapatistas expresaron que ellos no eligieron la muerte sino la vida, por ello siguen en resistencia pacífica. Luchan contra el capitalismo ecocida y genocida.
Luchan por la vida en el planeta, contra la injusticia climática y contra las guerras capitalistas, y en el caso de la guerra por la invasión del ejército ruso a Ucrania, el peligro de desatar una nueva guerra mundial y con posibilidades de usar armas nucleares y otras armas de destrucción masiva.
En Yajalón, Las Margaritas, Ocosingo, Palenque, Altamirano y San Cristóbal, unos 20 mil zapatistas marcharon contra la guerra, en apoyo de los pueblos del mundo, comenzando por el ruso y el ucraniano, que hoy son forzados a la guerra, pero también contra todas las guerras capitalistas.
Los pueblos zapatistas no conocen la guerra solo por películas y documentales. Ellos han resistido contra una guerra de exterminio durante más de 500 años. Y una guerra contrainsurgente que sigue en pie hoy. No ha cambiado con ningún partido en el gobierno.
En México, han llamado a levantar un movimiento nacional en defensa de la vida, que comience apoyando a las víctimas de la guerra, por justicia y verdad para sus muertos y desaparecidos.
Los zapatistas actuales son uno de los pocos sectores en México que tienen la experiencia y la sabiduría, la arquitectónica, diría Karel Kosík, para saber qué es lo esencial y lo secundario. Hay momentos en que no queda más remedio que la guerra, para defenderse, para morir luchando en lugar de ser solo masacrado. Sin embargo, la guerra es siempre un mal para los pueblos: los poderosos los hacen matarse entre sí en nombre de intereses que no son los de los pueblos, sino los de sus opresores.
Por ello los pueblos zapatistas chiapanecos apoyan a los pueblos ruso y ucraniano, y a los pueblos de Slumil K´ajxemk´op y el mundo que resisten contra las guerras, el capitalismo y los gobiernos opresores.
Las consignas de las pancartas zapatistas en su marcha del domingo 13 de marzo son toda una lección de sabiduría. Spinoza decía que las reflexiones de un sabio no son sobre la muerte sino sobre la vida. Las reflexiones y acciones de los zapatistas son siempre por la vida.
Algunas pancartas decían:
Alto a la guerra.
¡Que muera el sistema capitalista!
Ni Zelenski ni Putin. Alto a la guerra. No habrá paisaje después de la batalla.
¡Fuera ejército ruso de Ucrania! ¡Apoyamos al pueblo de Ucrania y Rusia!
Unamos, pueblos del mundo, la voz contra la guerra capitalista.
Pueblo de Rusia, resistan contra las persecuciones que les hace su mal gobierno.
Vida y paz en el mundo.
Alto a la guerra que hace el sistema de los malos gobiernos.
Alto a las invasiones territoriales.
Estamos en contra de la guerra que están haciendo capitalistas contra el pueblo de Ucrania. No es vida. Estamos para alzar nuestra voz en contra de la guerra injusta que le están haciendo al pueblo y de lo que hace el mal gobierno de Rusia. No a la guerra. No a la muerte. Sí a la vida.
Capitalistas destructores de la vida.
Hoy, como en 1994, la palabra y la acción zapatistas siguen siendo una lección de dignidad y de vida.
Sin dobleces: alto a la guerra de exterminio del Estado mexicano y el capitalismo contra los pueblos indígenas zapatistas y contra todos los pueblos indígenas. Tenemos que detener la guerra capitalista de exterminio contra nuestros pueblos.