Por Javier Hernández Alpízar
“Tendría que al cielo subir / sin medios para llegar.”
Gilberto Gil
Normalmente las notas introductorias nos dan claves para acceder a una mejor lectura de un texto. Y en el caso de la nota introductoria del poeta Javier Sicilia a la poeta Pura López Colomé (Material de lectura 218, Poesía Moderna) es imprescindible.
Nos dice Sicilia que en la poesía de Pura López Colomé se prolonga una tradición en la que la función poética está vinculada a la palabra sagrada, la profética y los textos inspirados, como los de las tradiciones hebrea y griega. “Su experiencia es la del Logos, con el que, según Juan el Evangelista y la tradición judeocristiana; Dios creó al mundo, una palabra que habla en el lenguaje, pero que viene y está más allá de él.” (Javier Sicilia)
Además, con la imagen de la mandorla, el óvalo en forma de almendra de las catedrales donde solía estar el Pantocrátor, el Cristo resucitado, pero ahora vacía, donde susurra la voz de la nada, que la poeta llama “tú”, nos muestra a la palabra hija del Logos en un tiempo sin Dios, o donde de él queda su ausencia.
“Quise hallarte dentro de mí, / sabiendo que aquella oscura habitación / me deparaba vértigo en concavidades”.
Es ausencia de Dios, pero no de poesía, porque los seres humanos siguen viviendo y su experiencia de la vida, de la muerte, de los ritos fúnebres, del amor, del gozo por las cosas más simples, los recuerdos de la infancia, los nervios ante un examen escolar o el contacto con frutos y árboles maravillosos como un mango o un aguacate, pueden ser contados y cantados, dichos y escritos y leídos en un lenguaje que recupera la función poética- logos del lenguaje.
“Tras los velos de silencio / del lecho de la cámara profunda / se escucha la palabra del Amado: / soplo… breath… soplo…”
Entonces, los poetas como Pura López Colomé o Javier Sicilia, independientemente de que haya explícitas o no referencias e intertextualidades con textos bíblicos o poesía de la tradición mística, recuperan esa forma de expresión que refiere a más que el motivo, la anécdota o el asunto aparente del verso.
Particularmente interesante es la sección última en la que López Colomé escribe sobre limoneros, cafetos, guayabos, el aguacate o el mango y muestra primero un texto en prosa que informa de lo que escribe y luego introduce un pequeño texto en verso que asume la forma más reconocible del poema.
“Mayoría de edad del grano, / cosecha sola, / nutrida por el polvo / de esqueletos.”
La alternancia de segmentos en prosa y verso está presente desde el inicio de la selección, por ejemplo, en La muerte del beso, donde dialogan “Fons”, la fuente, y “Orígo” el origen. La primera en verso y el segundo en prosa.
“Sin dudar un instante yacer es la elección, el presente imperfecto de mis con jugos. Transparente, revelada, exultó mi lengua.”
Es una poesía difícil, exigente, llena de referencias a su tradición y también de juegos con las palabras y con su sonoridad, con ligeras permutaciones de letras que dan combinaciones sonoras que evocan cierta musicalidad. Sicilia la emparenta con el canto gregoriano.
Tal vez en este tiempo de pascua, que podría ser de reflexión y meditación, la palabra que enuncia el “tú” vacío o ausente es propicia.
Pura López Colomé, Material de Lectura, 218, Poesía moderna, Nota introductoria de Javier Sicilia, UNAM; México, 2020.