Todo silencio es un silencio eterno, igual que las pisadas
del árbol en el campo, lo mismo que las piedras en la hora
seca de pinos y arenales.
Ramón Xirau.
En Identidad y violencia, La ilusión del destino, el economista y filósofo indio Amartya Sen expresó que existe una dialéctica de la mente colonizada: en la medida en que no se descoloniza, no puede ver a los ciudadanos de la exmetrópoli como iguales. La mente colonizada los adora o los odia, sin matices, pero no puede dialogar con ellos en un piso parejo.
Muchos mexicanos tendríamos que dejar atrás esa dialéctica de la mente colonizada y no tener una relación de adoración o de odio con los ciudadanos del Estado español, como escribió Gabriel Zaid: España no es nuestra madre patria sino una nación hermana, pues tanto España como México somos hijos del Siglo de Oro español.
Los españoles transterrados –exiliados y refugiados– por la guerra civil en su patria originaria terminaron aportando a nuestro país su obra académica e intelectual y artística.
Es el caso del poeta y filósofo catalán Ramón Xirau, hijo del filósofo Joaquín Xirau. Ambos fueron exiliados en México y aquí escribieron, hicieron filosofía y dieron clases en instituciones como la UNAM.
Muchos leímos, como una de nuestras primeras aproximaciones a la materia, la Introducción a la historia de la filosofía de Ramón Xirau, junto con la Introducción a la filosofía, del mexicano Leopoldo Zea, ambas publicadas por la UNAM:
En el libro de Emilio Rabasa Gamboa, Una charla con Ramón Xirau, coeditado por la UNAM y Porrúa, podemos acercarnos a detalles, impresiones y opiniones del maestro catalán acerca de la vida, la poesía y sus lecturas de la filosofía. Asimismo, a algunas de las relaciones de amistad y cercanía con otros poetas, narradores y ensayistas como Octavio Paz, Juan Rulfo, García Márquez, Vargas Llosa o Carlos Fuentes.
Ramón Xirau ve la historia de la filosofía como un torrente que tiene inicios, grandes síntesis o summas y periodos de crisis de los sistemas: hoy estamos aún en la crisis, después de las grandes síntesis de Kant y Hegel.
Por otro lado, al conocimiento racional de la filosofía lo complementa el conocimiento intuitivo que nos brinda la poesía. Xirau ha contemplado el mundo desde ambas grandes ventanas al ser de las cosas: poesía (siempre en catalán) y filosofía, en la cual se ha acercado al cristianismo e incluso al misticismo.
Es un gesto de madurez postcolonial poder leer a los poetas, escritores, y pensadores catalanes, españoles y europeos, como nuestros pares contemporáneos en el pensamiento, la vida, el arte, la política y la historia.
El escritor israelí Amos Oz recomienda, como uno de los antídotos contra el fanatismo, la curiosidad (junto con el humor y a imaginación). Asomarnos con esa curiosidad a las obras de filósofos como Samuel Ramos, Luis Villoro, Leopoldo Zea, Adolfo Sánchez Vázquez o Bolívar Echeverría. Algunos de ellos mexicanos, otros españoles, uno ecuatoriano, pero quienes, como Ramón Xirau hicieron su obra en México, puede ser un ejercicio de sano pluralismo, de diálogo en un ámbito de libertad, abandonando la dialéctica de la mente colonizada.
Entre los pocos mexicanos que no han quedado varados en esa mente colonizada, se encuentran los pueblos zapatistas que han ido a Europa para dialogar con los españoles y otros pueblos europeos como compañeros de ruta en su lucha por la vida.
Emilio Rabasa Gamboa, Una charla con Ramón Xirau, UNAM-Porrúa, México, 2012.













