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Comunicado zapatista: V. De gatos y pirámides

V.- DE GATOS Y PIRAMIDES.

Sigamos con los mundos paralelos.

Lo mismo puede suceder con las pirámides sociales.  En uno de los mundos la parte de arriba está ocupada, digamos, por personas de tez clara, y en la parte de abajo están las de tez oscura.  En otro mundo paralelo, es lo contrario: las de la parte superior son de tez oscura y las de la parte inferior son de piel clara.

Puede ensayar las alternativas a su antojo: arriba varones, abajo mujeres; caxlanes arriba, indígenas abajo; heteros arriba, LGBTQI+ abajo: arriba ricos, abajo pobres; poseedores arriba, desposeídos abajo, y viceversa.  Así podrá usted acomodar las distintas alternativas de planteamientos de análisis teórico y de propuestas políticas.

Ahora bien, si una persona de uno de los mundos se asoma al otro paralelo (y contrario contradictorio, agrego), concluirá que en ese mundo la pirámide está invertida.  En ese otro mundo los indígenas están arriba y los caxlanes abajo; las mujeres dominan a los hombres; los “frijoleros” discriminan a los anglos; los latinos conquistan y subyugan a los europeos; las LGBTQI+ hacen escarnio, atacan y asesinan a los heteros; los trabajadores explotan a los patrones; los políticos cumplen sus promesas (ok, ok, ok, dudo que ese mundo exista); los criminales son castigados y los inocentes son libres; etcétera.

Para muchas teorías o “ciencias sociales” la pirámide de su mundo puede ser “natural” y “humana”.  “Es natural que existan personas que tengan riquezas y personas que no las tengan”; “es natural que manden quienes tienen los conocimientos y que obedezcan los ignorantes”; “es natural que el ejército con mejor armamento derrote al ejército más débil”; “es natural que la gente bonita mande y la fea obedezca”; “es natural que el hombre domine a la mujer”; “es natural que los heteros violenten a loas otroas”; “es natural que los caxlanes discriminen a los de otras razas”.  Claro, usted puede dar ejemplos que contradicen esa “naturalidad”, pero estoy siendo simplista.

En torno a esa “naturalidad” se construye no sólo un sistema político.  También una serie de “evidencias” que se manifiestan en el todo de una sociedad: en la familia, la escuela, el trabajo, la riqueza, la pobreza, la delincuencia, la anormalidad, la lengua, el modo, la comunicación, la relación con lo otro y con la naturaleza, … y la militancia.

Se construye de esta forma algo así como el “algoritmo” de la sociedad.  Una serie de creencias y referentes para lo bueno y lo malo, lo bonito y lo feo, lo masculino y lo femenino, y así.  “Evidencias” reforzadas por los medios de comunicación y la interacción social en redes y espacios de estudio, trabajo, transporte, política, activismo, reposo y esparcimiento.

En fin, la vida, la muerte… y la desaparición.  Porque el sistema ha creado un nuevo estado de existencia de las personas: hay vivas, hay muertas y hay desaparecidas (ni vivas ni muertas).  Así, sin necesidad de Schrödinger y su gato.

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  La pirámide invertida es la base de las propuestas de las vanguardias, las transformaciones, las evoluciones y las revoluciones.  En la pirámide, arriba hay pocas personas y abajo hay muchas, pero las de arriba poseen muchas riquezas, y las de abajo no.  La propuesta es “voltear” la pirámide: que los que no tienen riqueza y están abajo, pasen a la punta de la pirámide, desplazando hacia abajo a los que detentan las riquezas.

A primera vista, la inversión de la Pirámide, voltearla pues, suena bien.  Quienes siempre han estado abajo, tendrán su oportunidad de estar arriba.  Y quienes están arriba, tendrán que sufrir las condiciones de abajo.

El asunto es que, como son muchos los que están abajo, será difícil que se tomen decisiones, entonces aparece la representación, y para eso está la vanguardia, el partido político.  Ocurrirá que la pirámide no se “volteó”, sino que se reprodujo con otra nomenclatura: las burocracias hechas partidos políticos buenos, malos o peores.

Además, claro, que los poderes “alternos” (Capital y Crimen Organizado), se mantienen en su posición, renovando sus acuerdos y relaciones con la “nueva” parte superior de la pirámide.

Las propuestas políticas de las distintas vanguardias tienen en común la misma oferta: puesto que los de arriba tienen y los de abajo no tienen, entonces lo que hay que hacer es voltear la pirámide.

Para esta “inversión” -en realidad es un relevo de capataces-, es necesario el holograma del “Estado Nación”.  Si la justicia, la seguridad, la honestidad y la capacidad están ausentes, pues ahí está el equipo deportivo nacional que, envuelto en la bandera oficial, se arroja al precipicio de la realidad.  Pero el “público” ya no aplaude o abuchea, ahora hace memes.

En esos intentos de “democratizar” el cinismo y la torpeza, las propuestas políticas acuden a la creación de enemigos virtuales.  Azuzan a la piel oscura contra la piel clara, al liberal contra el conservador, al de en medio contra el de abajo y el de arriba, a la periferia contra el centro, al originario contra el mestizo, a la mujer contra el hombre, a loa otroa contra el hetero, al joven contra el adulto, al adulto contra el anciano, al latino contra el anglo, al de una nación contra el de otra, al de cualquier parte del mundo contra el gringo, al residente contra el migrante.  Y viceversa.

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  El zapatismo le concede al sistema la suficiente capacidad de destrucción como para acabar con un planeta, un mundo pues, supliendo una organización social por otra.  De hecho, el capitalismo nace de una revolución.  No son las revoluciones las que le preocupan, sino asegurarse que sigan la misma lógica piramidal: hay quien manda y hay quien obedece.

Ahora bien, en su fase actual, el sistema está operando una transformación.  Pero no significa que vaya a desaparecer.  Más bien es un reacomodo, una adaptación a las nuevas condiciones de lo que algunos llaman “sistema mundo”.

Si el capitalismo apenas está tomando conciencia de la destrucción irreversible que ha provocado, no viene al caso, o cosa, según.  Pero, frente a esto, ensaya o intenta diversas rutas.

Una es volver al pasado.

No sólo nos referimos al proceso de acumulación originaria, donde el sistema nace, crece y se consolida por el despojo mediante guerras (algo que suelen olvidar los teóricos e historiadores).  Sino a una suerte de salto imposible hacia atrás, eso que significa tratar de reconstruir el llamado “Estado Benefactor” o “Welfare State” (un redivivo Keynes del Bienestar).  Es decir, un Estado igual de represor y reaccionario, pero con tintes de justicia social o, si se quiere, de programas sociales que atenúen la carga del piso inferior de la pirámide, de su base.  Pero la maldita realidad, no abandona su posición reaccionaria y, tarde o temprano, rompe las paredes de esa pirámide.  Así, la “Regeneración” se convierte en un reciclado de cuarta.

Está también el intento de “engrosar” (o “engordar”) las clases medias que, como su nombre lo indica, estarían entre la parte más alta de la pirámide y el basamento.  Estas partes “medias” sobreviven con el empeño de subir más escalones en la pirámide, y con el terror de que la base no soporte más o no se pueda controlar su estallido y se rebele y revele.  Para una y otra cosa, recurren al partido vanguardia.  Para controlar, ralentizar o de plano extinguir las rebeliones; y para escalar, mediante puestos y ventajas, en la escala social.  Los ultras de ayer son los funcionarios “realistas” de hoy.  Las clases medias son la cantera del Mandón.

Por eso el pánico que tienen sus voceros frente a los vidrios rotos, los paros, los bloqueos, las marchas, las huelgas, las tomas, los gritos, las acciones, y esas cosas feas que hacen los sucios, feos y malos de la historia -que no aparecerán en los libros de educación básica-.  ¿Su facilidad para “conmoverse” con las guerras “lejanas”?  Bueno, pues es porque creen que eso sólo pasa en otras pirámides.

Pero, contra las evidencias periodísticas, artículos de opinión y sesudos análisis geopolíticos, hace tiempo que el gran capital no es nacional.  Es decir, no se refiere a una geografía.  Más bien tiene que ver con su lugar en la economía mundial.  El gran capital, el Mandón pues, no se pregunta qué hacer en Medio Oriente, en Europa Oriental, o en las distintas banderas, escudos oficiales, himnos y equipos deportivos.  No, el gran capital se pregunta qué hacer y cómo, pero en todo el planeta.

El gran capital no se pone aún de acuerdo, pero sus mentes pensantes prevén que ya es irremediable lo que se viene y hay que saquear lo más posible.  Y para esto no importan los organismos internacionales, las leyes… ni las naciones.

Las distintas derechas, incluido el progresismo, se disputan los favores del gran capital.  Como dos hermanos, pelean por la caricia del Mandón.  Y usan lo que pueden.  Unos y otros se acusan con grititos histéricos: unos advierten de la venida del comunismo; los contrarios, de la resurrección del fascismo.  Unos y otros se ofrecen a mantener controlada la base de la pirámide.  Unos a golpes.  Los otros también.

Pero unos alardean, mientras los otros ponen cara de “eso es herencia de un pasado que no volverá” y, no sin gestos de asco, arrojan limosnas a la base de la pirámide.  Limosnas que se transfieren al Crimen Organizado por extorsiones de las mismas autoridades que controlan los programas sociales y los administran a cambio de votos.

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  Mientras tanto, una palabra que sintetiza muchas cosas que deberían avergonzar a la parte superior de la pirámide, reitera su vocación de vida libre: Palestina.  Hoy Palestina define el verdadero objetivo de la pirámide, la caja mortal prometida para los pueblos del mundo.

Hay palabras quedas que caminan sismos, que navegan tempestades, que vuelan huracanes.  Sólo de madrugada se escuchan, cuando en la duermevela todo duele.  Entonces llegan y su murmullo rasga la piel de la memoria.  Una cicatriz, sangrante aún, es lo que queda.  “Gaza” es una de esas palabras, una que indigna, que rebela, que revela.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

El Capitán.
Julio del 2025.

 

Imágenes de preparativos para el «Encuentro de Resistencias y Rebeldías Algunas Partes del Todo» en agosto del 2025, Terci@s Compas Zapatistas
Audio: Música de Residente, Amal Murkus. «Bajo los escombros» y voz y palabras de Eduardo Galeano «Las guerras mienten»

 

Publicado originalmente en la página de Enlace Zapatista: https://enlacezapatista.ezln.org.mx/2025/07/10/v-de-gatos-y-piramides/

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