Hotel Abismo: Zapatistas actuales

Por Javier Hernández Alpízar

En la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, los zapatistas contaron brevemente su historia hasta el momento de escribirla. Ahí se llamaron a sí mismos “los zapatistas del EZLN” porque reconocen que, además del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y las comunidades autónomas zapatistas, hay otras organizaciones, especialmente campesinas e indígenas, que legítimamente se reclaman zapatistas. Además, tenemos a los zapatistas históricos, los de la revolución mexicana de 1910, como el nombre de ese grupo de rock setentero: La revolución de Emiliano Zapata.

Desde hace algunos años me refiero a los zapatistas mayas chiapanecos como los “zapatistas actuales”. Con ese “actuales” quiero connotar no sólo su presencia, su contemporaneidad y actualidad, sino su vigencia. Que esa vigencia sea tema de una reflexión colectiva me parece sumamente interesante y muy necesario.

Una de las consecuencias de los movimientos sociales importantes es que tienen repercusión e influencia, es decir, se contagian. Generaciones mexicanas y latinoamericanas anteriores tuvieron influencia en su manera de pensar y de hacer la política, por ejemplo, de la Revolución Cubana o del movimiento estudiantil de 1968.

Desde su alzamiento del 1 de enero de 1994, el EZLN ha tenido una repercusión mundial, especialmente en los movimientos contra la globalización capitalista y neoliberal. ¿Por qué? Me parece que por su radicalidad, con ello quiero decir que apuntan a la raíz de los problemas, no se andan por las ramas. Las demandas zapatistas son exigencias de derechos tan esenciales que desnudan al sistema capitalista, porque no brinda elementos tan básicos como alimentación, techo, paz, libertad, justicia o democracia.

Además los zapatistas actuales jamás mendigaron nada como una dádiva, lo exigieron siempre como un derecho. Asimismo, cuando el Estado mexicano se negó a respetar los Acuerdos de San Andrés como un primer paso en el camino de la paz, ellos comenzaron a construirlos de manera unilateral, sin pedir permiso para ser libres, es decir de manera autónoma. Esa autonomía, diría la periodista Laura Castellanos, es lo más subversivo que tienen los zapatistas. En ese camino, fundaron, con otros pueblos, comunidades y organizaciones el Congreso Nacional Indígena que acuerpa, entre otros, a nuestros anfitriones otomíes de la Casa de los Pueblos “Samir Flores Soberanes”.

En un mundo en que el capitalismo destruye las autonomías, desmembra las comunidades, desarticula colectivos, coloniza civilizaciones y culturas, construir autonomía es profundamente antisistémico.

Lo radicalmente actual, no digo novedoso sino actual, esto es, vigente y desafiante de esa construcción colectiva y comunitaria de los pueblos zapatistas lo es tanto, que quienes tienen sus ojos hegemonizados por el capitalismo no lo pueden ver. Desde otros países, otras geografías, lo ven más claro, por ello no sólo en Europa sino en países de otros continentes ya hay una expectativa para recibir a delegaciones zapatistas para dialogar.

Los actuales zapatistas tienen una mirada colectiva que articula las dos maneras en que los seres humanos podemos ver las cosas:

1) La mirada estratégica, prospectiva, la mirada del spoiler, que les permite sobrevivir a la contrainsurgencia e insistir en que tenemos que organizarnos para sobrevivir juntos a la tormenta.

2) La mirada desde la cualidad humana profunda (que diría Marià Corbí) que les permite ver a la Madre Tierra (la Madre Ceiba) en peligro de muerte frente al macho, el capitalismo feminicida-ecocida, como lo han expresado en su paso por la Europa insumisa.

La combinación de ambos saberes les permite a los zapatistas actuales concluir que en la lucha entre la vida y el sistema capitalista necrófilo no se puede ser neutral: o nos ponemos del lado del sistema o defendemos la vida.

Esto es radicalmente actual, lo puede entender y suscribir quien quiera que no se oculte la realidad: la defensa de la Tierra, amenazada de muerte por el capital, es el único partido sensato que podemos abrazar.

La lucha zapatista en defensa de la tierra y el territorio se ha vuelto una lucha mundial en defensa de la Madre Tierra- planeta Tierra. Esa es una respuesta de verdad a la crisis climática y no la descafeinada COP 26.

En México, su convocatoria a apoyar a las víctimas de la violencia organizada y estructural del capitalismo es una combinación lúcida de ambas miradas: la estratégica, que busca la unidad de la verdadera izquierda, y la humana: hacer lo correcto, apoyar a quienes el sistema ha violentado injusta y hasta ahora impunemente.

Los zapatistas mayas son ahora, a 38 años de su fundación en la clandestinidad, un zapatismo mundial plenamente vigente. Eso es a lo que llamo los zapatistas actuales. Porque son una actualización de la vigencia del zapatismo histórico, con los actuales zapatistas, la revolución de Emiliano Zapata no sólo no ha muerto sino que creció y se globalizó en un Votán Zapata al mismo tiempo maya, chiapaneco, mexicano y mundial, planetario.

Texto leído en el Foro global: “38 años EZLN. La lucha zapatista, única opción de vida frente al despojo de un mundo globalizado”, convocado por la comunidad otomí en la Casa de los Pueblos “Samir Flores Soberanes”, el 17 de noviembre de 2021.

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