A 7 años del asesinato impune de Bety Cariño y Jyri Jaakkola

Pronunciamiento del Encuentro por la Vida y contra la Represión, a 7 años del asesinato impune de nuestrxs hermanxs Bety Cariño y Jyri Jaakkola

A Bety Cariño Trujillo,
A nuestras asesinadas y asesinados,
queridas y queridos compañeros y hermanos,

Hoy estamos aquí sus hijos, sus madres, sus hermanas, sus compañeros, su pueblo. Nos hemos reunido bajo la sombra de un árbol para dar voz a nuestros pensamientos, para abrazar nuestros dolores, para encender nuestras rabias. Compartimos cómo es nuestra vida, nuestra lucha y como nos han arrancado violentamente a nuestros seres queridos los malos gobiernos y otros agentes del sistema de muerte en el que vivimos.

Hace 7 años las fuerzas paramilitares de la UBISORT y del MULT acabaron con la vida de nuestros compañeros Bety y Jyri, mientras se solidarizaban con una caravana humanitaria con el pueblo triqui en resistencia y en la construcción de su autonomía en San Juan Copala.

La familia y compañeros de Bety hoy están aquí para demostrar una vez más, después de 7 años: que aquí tienen su casa todos y todas las que luchan como Bety lo hacía, su familia los espera, las alimenta en cuerpo y corazón para seguir fuertes.

Compañeros de Jyri están aquí para decir que la hermandad entre pueblos frente a las injusticias y las desigualdades no tiene límites.

El pueblo triqui hoy está aquí para decir que sigue existiendo, que sigue resistiendo en sus comunidades autónomas de la región así como en sus lugares de desplazamiento forzado. Unimos nuestras voces a las suyas para repudiar todos los actos de violencia sistemática a la que ha sido sometido su pueblo. Nombramos a sus asesinados, entre los muchos, a las locutoras de la Voz que rompe el Silencio, Tere y Feli asesinadas en 2008 y a los líderes morales Timoteo y Cleriberta asesinados en 2010. Exigimos también que se construyan las condiciones de regreso de los desplazados a sus tierras, a sus casas, a sus vidas.

También en este día escuchamos el grito de rabia del pueblo de Nochixtlán cuyas heridas están muy frescas después de haber sufrido el brutal ataque de las fuerzas policiacas y militares el 19 de junio de 2016, cuyo saldo fue de 8 caídos, 4 viudas, 11 niños huérfanos, más de 80 heridos de bala, de los cuales 8 han perdido completamente la capacidad de alguna parte del cuerpo, y 27 encarcelados. El ataque contra Nochixtlán está en curso, a través de un hostigamiento constante, el gobierno intenta una y otra vez distorsionar, por medio de amenazas y falsas pruebas, la realidad tan escalofriante de los hechos. El pueblo responde con la verdad e impidiendo la entrada de la policía de su territorio.

Se hicieron presentes también la familia y los compañeros de Salvador Olmos, Chava, compañero de la Radio Comunitaria T’un Ñuu Savi, La palabra del pueblo de la lluvia, y los espacios anarkopunks de Huajuapan de León. Salvador fue levantado, torturado y presentado como muerto por atropellamiento, a escasos días de los hechos de Nochixtlán. Participaba en las acciones de protesta en contra de la represión al movimiento magisterial y concentraba sus esfuerzos en la denuncia de las concesiones mineras de la región mixteca y en particular de la zona de Huajuapan.

Vemos como la región mixteca-triqui ha venido sangrando, pero también ha venido luchando y resistiendo, sembrando esos sueños de libertad y cosechando las esperanzas de vida en dignidad, cada vez con más fuerza.

Desde más lejos han llegado compañeros hasta estas tierras mixtecas.

Nos abrazamos junto con la madre de José Luis Tehuatlie Tamayo del pueblo de Chalchihuapan, niño de 13 años asesinado por una bala de goma al salir de su escuela mientras las fuerzas represivas del gobierno de Moreno Valle del Estado de Puebla en el 2014 reprimía a la gente de su pueblo que se manifestaba por exigir sus derechos colectivos. Sentimos el dolor de una madre a la que les es arrancado lo más importante. Respetamos la lucha que surge del dolor de mujeres que están al frente de su pueblo.

Desde la montaña Otomí, baja hasta aquí el abrazo de la comunidad de San Francisco Xochicuautla

, que resiste desde hace 10 años en contra de la destrucción de sus tierras por el proyecto de construcción de la autopista Toluca-Naucalpan. Nos cuentan como los han detenido, les han derrumbado sus casas y hoy les imponen sus autoridades agrarias corruptas para hacerles desaparecer como pueblo indígena. Sin embargo hay un arma contra la cual el gobierno no puede: la de seguir siendo pueblos indígenas.

Nos encontramos una vez más con compañeros y compañeras de Alexis Benhumea, joven estudiante y militante cuyo asesinato perpetrado por el Estado mexicano en la represión de Atenco de Junio de 2006 durante la Otra Campaña, abrió dos sexenios de guerra abierta contra la población.

Recordamos y abrazamos también a las y los compañeros que han llegado hasta aquí en años anteriores: familiares y compañeros de los 46 estudiantes asesinados y desaparecidos de Ayotzinapa en 2014, familiares de Mariano Abarca, defensor de la tierra en Chicomuselo, Chiapas, asesinado por una empresa minera en 2009, compañeras de las Abejas de Acteal familiares de los 45 compañeros masacrados por paramilitares en los Altos de Chiapas en 1997, las madres de las Fuerzas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León en búsqueda de sus hijos en medio de las fosas comunes de la guerra del narco-estado, compañeros de Octavio Acuña, activista por los derechos sexuales y reproductivos en el estado de Querétaro asesinado en 2005, familiares de Venancio Queupumil Cabrera, médico y activista asesinado por un comando armado en Cuautitlán Izcalli en 2016.

Compañeras y compañeros, hoy estamos aquí para decirles que no les olvidamos. Que su vida nos importa, que son las semillas de nuestro caminar. Les nombramos, uno a una. Nombramos sus pueblos y sus territorios, hacemos eco de sus luchas. No olvidamos, seguiremos buscando una justicia con dignidad para todas y todos ustedes.

Les queremos decir que nos hicieron encontrar y que este encuentro nos hace más fuertes. Queremos decirles que seguimos luchando por lo que ustedes lucharon y de esta manera podrán caminar junto a nosotros hasta detener este sistema de muerte.

No queremos quedarnos en ese lugar que nos imponen, no sólo somos víctimas de la violencia de estado y del poder. Estamos en el camino de la reconstrucción de nuestras familias y pueblos como núcleos de lucha para la liberación. Junto al dolor de nuestros familiares reconstruimos nuestra fuerza, nuestra capacidad de seguir caminando en las raíces de nuestros pueblos. Haciendo la fiesta, el canto, el rezo, organización y resistencia desde abajo.

Bety Cariño no has muerto. Hoy te cantamos y bailamos. Sabemos que hoy se hace realidad tu palabra:

“Es el tiempo de las mujeres insumisas, es el tiempo de nosotros los pueblos”

Familia Cariño Trujillo
Comité del Encuentro por la Vida y Contra la Represión

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